martes, 6 de septiembre de 2011

MEMORIAS DE UN ADOLESCENTE, de María López López

Cuáles son las viscisitudes por las que atraviesa el adolescente? ¿Cuáles son las experiencias más gratificantes para la vida de un adolescente? Las respuestas son muchas, y María López nos muestra ese mundo "sui generis" que se expresa a través de la adolescencia.

Prólogo de José Tarrazó Durá a la obra:


Esta novela -a modo de diario de David en su primera parte y narración en el resto nos da, por la manera tan acertada de presentarlo, una visión del conocimiento psicológico que tiene María Lola López de los jóvenes adolescentes en el inmenso abanico de problemas y soluciones, cualidades y defectos, que se suceden en ellos durante ese periodo de transición hacia su propio desarrollo y posterior madurez.

El lector deberá tener en cuenta que la novela va dirigida a los jóvenes y la pretensión de la autora de hacer resaltar la inmadurez sicológica del personaje principal en la primera y segunda parte de la obra, manifestada tanto en el lenguaje como en los poemas -plenos estos últimos de ternura pero también de infantilidad literaria propias de la edad y condiciones del joven-, así como del entorno del tiempo en el cual se está
desarrollando su vida.

¿Quién no ha escrito un diario, desgranando en él todas las vivencias emocionales, y que en el fondo representaban una fotografía de su vida de adolescente?

El lenguaje, pleno en adecuación y de ajustado significado, nos muestra el de cualquier joven de hoy con sus múltiples sensaciones y sus manías; su dejadez, un tanto producto del crecimiento... que van formando y curtiendo, día a día, al que será un hombre o mujer maduros, de los que volverán a emprender una etapa diferente por la propia dinámica de todos los seres humanos.

Al adentrarnos en la lectura vamos deseando conocer más su desarrollo. El lector estará ansioso por avanzar en cada página porque le va atrapando la ingenuidad del personaje principal y las interesantes conversaciones entre él y su abuela, en las que podemos apreciar la profunda capacidad filosófica que la autora destila y proporciona, demostrando su profesionalidad en el campo de la enseñanza, su dedicación pedagógica y la fluidez con que imparte la docencia literaria: María Lola López amplía más allá sus miradas, y considera que los jóvenes no solamente son estudiantes, sino que dentro de cada hombre existen unos valores multidimensionales que pueden ser la clave (como podemos admirar en la obra) de esa conjugación de la superficialidad con la profundidad, hermanados en la sencillez, en el desarrollo de las vivencias del adolescente manifestadas a través de la preclara amistad que se crea en la convivencia, tanto a nivel de compañeros como entre profesores y alumnos.

El propósito de la novela es dar una respuesta a la juventud insatisfecha de sí misma o de la sociedad; proporcionar una visión más profunda y positiva del mundo que le rodea y despertar sus cualidades internas, así como las posibilidades de todo tipo que anidan dentro de cada ser humano... No es fácil, pero en el conjunto se atisba, con toda claridad, el aflorar de los valores que subyacen en el interior de de toda persona y que deben ser el objetivo de cada uno de nosotros.

Es en la última parte donde, alcanzada la madurez de los protagonistas, se plasma la realidad vivencial de cualquier ser marcado por un proceso evolutivo, que desea -a través de su profesión- ser útil a la sociedad que le ha tocado vivir.

Yo subrayaría una muy importante faceta en este libro; y es que, a pesar de la inmadurez de David, de su carácter retraído, va afirmando su voluntad, su fuerza y firmeza para superar el conjunto de baches que le sobrevienen en su dilatada adolescencia.

Para lograr un fin lo que se necesita es voluntad decidida, resuelta y firme, que marque metas sin enredarse en obstáculos y fatigas; procurando no desfallecer en el camino que todos nos hemos trazado a través de unas pautas y esfuerzo constante, lento pero rítmico...

Por último, decir al lector que por medio del conjunto de esta obra, asequible por su sencillez pero profunda en su contenido filosófico, puede cualquiera de nosotros verse encuadrado como actor, o mejor protagonista, de todo lo que en la misma acontece; y también subrayar la experiencia de María Lola como profesora, así como su talante universalista y humano, que nos muestran la capacidad de entrega a su labor y de amor a un trabajo donde la materia prima son los seres humanos que, como tales, deben ser tratados; al tiempo que su formación creativa y de honda convivencia, alcanzando niveles internos con una visión más profunda y consciente en el deber de ser buenos ciudadanos.

Su labor y esfuerzo pedagógicos dan los frutos que podemos recoger en este ejemplar dedicado a la juventud y, ¿cómo no?, a cuantos adultos quieran deleitarse en este trabajo - lo decimos una vez más- sencillo pero profundo.
El libro para su lectura puede ser bajado de:
http://ar.groups.yahoo.com/group/jovenesestrellas/files/memorias_de_un_adolescente_2.pdf
bajo autorización expresa de la autora.